El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker |
Lo cierto es que la Comisión Europea ha recibido una gran presión por parte de expertos economistas, que tachaban a la medida de sin sentido.
Pero, por otro lado, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) se ha incumplido centenares de veces en casi 20 años y nunca hubo una sanción. El primer caso fue en 2003. Bruselas culminó el expediente sancionador a Francia y Alemania. Sin embargo, una mayoría política en el Consejo tumbó la resolución y hasta hoy.
De esta manera, se evaporó la posibilidad de sancionar a otros: se habría roto el principio de igualdad ante la ley. Pero España (junto con Portugal) abusó demasiado: 4 años incumpliendo, 10 meses de gobierno en funciones y nada claro. Al final, no hay sanción.
¿Son las sanciones una farsa, algo de lo que no hay que temer porque es imposible que se vayan a ejecutar? Hay quien dice que sí, sin embargo cabe preguntarse si pueden funcionar como factor disuasorio, y así convencer a todos los Estados miembros de que el incumplimiento y la reiteración tiene un coste moral y político.